martes, 15 de julio de 2008

Subtítulos alternativos

Resulta que uno un día va al cine a ver una película espantosa. No sabe bien por qué, aunque lo sospecha. Ése de ahí va porque esa mina que está impresionante se lo pidió. Ella va porque su esposo quiere ver setecientos disparos de ametralladora por minuto sin parar. O bien puede que uno, así nomás, sin quererlo, se ensarte en un cine viendo un bodrio irredimible.
Propongo una solución que podrá hacer la delicia de quien se vea en esta situación, y que poco tiene que ver con el sexo practicado en una sala cinematográfica.
Mi propuesta es clara: Subtítulos alternativos.

Veamos el caso de un filme extranjero de acción sin más argumento que las interminables peleas de malos y buenos, unidimensionales y obvios, sin un diálogo memorable, sin una toma interesante que justifique la pantalla grande. Con un sonido excelente, eso sí. La película no está doblada. Sale más barato el subtitulado. “Te mataré, Robert”. “No, no lo harás”. “Sí, sí lo haré”. “No, no lo harás”. “Sí, sí lo haré”. Se repite ad nauseam, o hasta que salta un gato, y entonces uno de los amigos del malo o del bueno —qué más da— se sobresalta y dispara, y así hay una de tantas escenas similares de disparos, explosiones de autos, de tambores de combustible, o de edificios enteros. La película es ruidosa, pero ese no es su defecto. Su defecto es ser malísima. La distribuidora local, ni con la mejor predisposición puede obviar el hecho de que es un asco. Pues bien, que le coloquen (o que negocien con la productora de origen) una segunda línea de subtítulos (en otro color, para que nadie se confunda). En esa segunda línea de subtítulos puede contarse otra historia. No da para una novela larga, pero quizá sí para un cuento o un libro corto. Pongamos un ejemplo: Usted acompaña al mamerto a ver al cine Rambo 9. Cree que la va a pasar mal, pero se la banca porque todo sea por levantar al gordo de su sillón y lograr que deje de amasar el control remoto. Finalmente no le va tan mal. Debajo de Rambo 9 se asoma La Metamorfosis, del primo checo de Guido Kaczka. ¿Ve? ¿Ve que es una buena idea? Le dije.

Pues bien, esta propuesta es doblemente aplicable al cine español y a las producciones argentinas. Las películas españolas que se proyectan en la Argentina requieren subtítulos, porque acá nadie entiende qué quiere decir que alguien flipa, ni qué quiere decir que alguien se chuta, ni casi nada de nada. La primera línea de subtítulos debería ser una traducción a un castellano argentinizado o, a lo sumo, a un castellano neutro, como el de las series televisivas. Ahí entenderíamos algo. La segunda línea de subtitulado sería análoga a la que propuse más arriba, si la película es un espanto.
Las películas argentinas son un tema aparte. Podrán hablar como nosotros, sí, pero no llegamos a saberlo. Podríamos entenderlos, claro, si se entendiera algo en medio de esa calidad de mierda que suele tener el sonido de las películas argentinas (lindas excepciones son Sol de otoño o Historias mínimas). Si a eso le sumamos que suele usarse subsidios varios para producir bazofias importantes, la necesidad del subtitulado se hace más fuerte. En este caso, incluso podría prescindirse del primer subtitulado, aquel que nos ayuda a entender qué cornos se dice, y pasar, directamente al Subtitulado Alternativo. Es así que una película como La herencia del tío Pepe podrá depararnos la alegría de poder leer Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, y Bañeros III, todopoderosos nos regale la inmejorable sorpresa de disfrutar de Bartleby, el escribiente.
Dejo la idea acá, rebotando en la nada.
Es un aporte valioso, creo.
Buenas noches.

Etiquetas: , , ,

Leer texto completo
©2005, 2006, 2007, 2008, 2009.
Cualquier contenido de este blog puede ser reproducido siempre que se cuente con un permiso escrito del autor del mismo, se cite la fuente original (este blog) y se proporcione, en forma visible, un link a este blog. Para obtener el permiso mencionado, dejar un comentario indicando un medio de contacto en cualquier entrada de este blog.
Content can be reproduced ONLY if the author gives explicit written consent and if this source is cited and a link to this blog is visibly stated. To get the aforementioned permission, a comment (stating a mean of contact) can be left on any entry of this blog.